Mientras más tiempo se deje orear al pollo marinado, mejor sabor tendrá luego de horneado.
Antes de untar el pollo con sal conviene lavarlo bien, retirar las vísceras y secarlo con mucho cuidado para evitar que se descomponga y tome mal olor.
El recurso de amarrar las patas del pollo antes de hornearlo es para evitar que el relleno se salga. Si no tienes pabilo a mano puedes poner media manzana grande como tapón.
Debe conservarse entera la piel del pollo que se va a usar en un
enrollado, para que cuando se hornee mantenga su jugo y no quede seco.
Durante los primeros veinte minutos de horneado se recomienda poner el ave con la pechuga para abajo, para que los jugos del relleno penetren mejor en la zona de más carne, que también es la que tiende a secarse. Luego se voltea el ave para que se dore la piel de la parte superior.
También hay que vigilar mucho la temperatura del horno. Si está muy alta se cocinará solo por fuera y si se deja más tiempo se quemará. Hay que mantener el fuego en medio o medio-alto.
Contrario a lo que ocurre en el caso de los guisos, el pollo para horneado debe tener un poco más de grasa. Asimismo es mejor usar un pollo fresco antes que uno congelado.
El peso del pollo indicado en las recetas con el ave entera es el más adecuado para lograr los mejores resultados. Si pesa más, la carne sera mas dura y si pesa menos la carne será poco consistente y sin tanto sabor.
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